Abstract: During a boat trip visiting the paradisiacal Phi Phi Islands between Aonang and Phuket (Thailand), I found four single malasyan single women singing into the clean and calm sea. I sang two tangos ande them felt in love. We got married in te water close to the seashore. At the beginning, the experience was fascinating, but after a few days, circumstances changed....
Nuevamente viajar con habitantes de medio planeta, y el "where are you from?" a la orden del día, nuevos vínculos efímeros, pero contundentes en el día en que compartimos el paraíso
Navegar entre rocas con vegetación que emergen del mar, como icebergs, en este caso rocks trees bergs, parece surrealista
De pronto, el bote se introduce en cañones entre las islas, pero seguimos estando en medio del océano!!
Desembarcamos en una playa íntima, escondida, que invita a la contemplación...
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de bellas jóvenes como la que os presento, solo puedo hacer de "voyeur" a mi edad avanzada, irreversiblemente condenado a llenar mi cabeza de ratones
En tanto, la gorda soviética Lvova Seretrovska Azimolotov me mira con lascivia. "No puedo caer tan bajo" -pienso, y me introduzco en el sereno mar
Mis ojos no han envejecido, los paisajes me deslumbran, admiro los árboles cuyas ramas sobrevuelan los primeros metros de mar
Pero de pronto, veo a un conjunto de mujeres con sus cabezas cubiertas de velos negros, con chalecos salvavidas, oscuras blusas tapan sus brazos, y sus piernas están cubiertas por una especie de calzoncillos largos, también oscuros. Sin embargo, ríen. Una de ellas canta, otra la filma. Me pongo a cantar "Mi Buenos Aires querido" y "Naranjo en flor"; les fascina mi voz de jilguero en celo, son malayas. las aguas parecen agitarse, me olvido de mi cuerpo anciano, me exalto, mi harem soñado está en mis manos!!!. Les propongo casamiento y aceptan. Recordando el casamiento anterior, les pregunto si hay que comprarlas. No, me contestan sorprendidas, solo necesitamos regalos, nos complace. Nos casamos allí mismo en el mar, ya sé en que dirección queda la Meca. Todos exultantes y felices, el harem perfecto, cuatro esposas, al fin!!!!
Son interesantes, no sé que habrá debajo de tanto trapo, curvas?, quebradas?, llanuras? cerros horadando el cielo?, arenas celulìticas movedizas? Sé que debo seguir una sucesión regular, 1, 2, 3 ,4 y que es recomendable dos por noche, para que no se pongan ansiosas. Aún con cierta desilusión por una palidez mórbida de pieles jamás expuestas al aire y al sol, descubro diversidades geográficas, ambientes ecológicamente diversos, y me introduzco en ellos. Así pasan los primeros días. Pero se plantea el tema de los regalos, me desespero en un principio, pero luego mirando mi flaca billetera, descubro que tengo unos mangos para el regreso a Argentina, y les ofrezco unos billetes. Ante mi estupor se fascinan, con la ondulante cabellera de Bartolomé Mitre, su mirada penetrante, sus bigotes poblados, desde el billete de dos pesos. Les impone respeto San Martín, dueño de los cinco mangos, con sus patillas largas y prolijas, y su garbo proceresco. A Belgrano, el gerente de los diez pesos, se le burlan un poco; esa pinta de metrosexual con unos jopitos ridículos no es afín a jóvenes acostumbradas al machismo de los sultanes. Con Rosas, pintado en los veinte pesos, enloquecen y aúllan. Ojos celestes profundos y viriles y autoritarios, unas patillas que enardecen, me pongo hasta celoso del billete. Para mi dicha, Sarmiento desde los cincuenta pesos, les causa rechazo;. un viejo pelado y amargo, avinagrado y soberbio al pedo. Y para más alivio de mi bolsillo, Roca desde los cien pesos, trasunta su cara de genocida impertérrito, arrasador de las llanuras y mesetas del sur del Río Colorado. A las damas acostumbradas a las alfombras, los almohadones de raso, los sahumerios y la voluptuosidad de los harenes, no les atraen la sangre, las orejas cortadas, ni los salvajes pasados a cuchillo
No me sale tan caro, excepto por Rosas, por suerte Bartolomé Mitre compensa. Y así salto de cama en cama, siempre bien provisto de almendras, avellanas, la pastillita y ginseng.
Pero empiezan los típicos planteos femenimos, "vos pasás de raje por acá porque querés estar con cuatro, se queja tres"; "hay demasiado olor a uno", "te has entregado mas con ella que conmigo", se queja dos. El Rosas que le regalaste a tres es mucho mas reluciente que el Mitre que me diste a mi, se lamenta uno. Por lo menos si fuera una sola la callaría de un rompadón, pero como hago si desde las cuaro casas vuelan sobre mi cabesa incensarios, estatuas de Allah y hasta un Corán del siglo XVII pesado como un dintel de algarrobo!!!!
Huyo, me escondo en una fasciante Isla poco conocida donde un árbol tiene una rama tipo sommier que besa el agua turquesa, allí me quedo horas y días, decansando, con esa laxitud que brinda la liberad recuperada. No más poligamia en paralelo.
Las rocas cercanas, que me protejen de la vista del seguramente desconcertado Harem abandonado, parecen derramar lágrimas negras, como los velos de mis ex esposas.
Días después, cuando hayan regresado a Malasia cansadas de esperar, me empezara a hormiguear el culo, saltaré del letargo, y volveré a olvidarme de mi edad avanzada, y caeré de nuevo, al viejo hábito, la poligamia en serie
1 comentario:
Julio: tus crónicas son... ¡espectaculares!
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